"Schopenhauer detestaba a Hegel. Decía siempre: “¡Ese zopenco de Hegel!”. Y para desafiarlo, fijó la hora de sus propios cursos en la Universidad de Berlín a la misma hora que los de aquél. El resultado: la sala de Hegel estaba siempre llena y, la suya, siempre vacía…" Gombrowicz, Filosofía del outsider moribundo. Solo cabrían, para Gombrowicz, dos clases de filósofos: los que llenas salas y los que las vacían.
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