Ni Cervantes ni Shakespeare se conocieron en persona, pero el dramaturgo habría leído el Quijote y, de hecho, habría escrito una obra protagonizada por un personaje de la novela. Esa obra se llama “La historia de Cardenio” y se basa en un episodio de la primera parte, aquel en el que se cuentan las aventuras amorosas de Cardenio con Luscinda. Para Cervantes, en cambio, Shakespeare nunca existió y, por lo tanto, nunca podría haber escrito ningún libro sobre ninguna de sus obras.
Se sabe que el escritor argentino Carlos Gamerro escribió una novela llamada “Cardenio”, en la que todo gira en torno a los rastros de aquella obra perdida. Con esto se demuestra, una vez más, otra de las tantas facetas del Quijote y su insuperable carácter poliédrico, capaz de envolver a sus contemporáneos y de volverlo todo una meta ficción prolongándose hasta nuestros tiempos.
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