domingo, 5 de febrero de 2023

Soñé que mis viejos amigos de la u, picaos a revolucionarios, volvían arrepentidos, luego de constatar con sus propios ojos la debacle de sus ideas, manifiesta en la realidad chilensis: "Perdónanos, compadre. Todo era un engaño" decían, con voz lastimera, y ofreciendo unas chelas a cambio de una disculpa y una explicación larga y tendida de la nueva coyuntura política del mundo, sobre la cual debían reflexionar para no volver a cagarla, dejar a un lado la soberbia y madurar sus ideas. El sueño, por supuesto, duró lo que dura una militancia en volverse corrupta y lo que dura una distopía en hacerse real: la nada misma, porque, después de todo, como en una resonancia del sueño: todo era una farsa, una farsa muy bien escrita.

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