miércoles, 28 de diciembre de 2022

Sobre "filosinsofía" y mentira en sentido posmoderno

“Lo relevante en la mentira no es nunca el contenido, sino que la intencionalidad de quien la emite”, dijo Derridá, cómplice de la deconstrucción posmoderna. Un amigo, a propósito de la frase, decía que este sujeto, justamente, venía de la línea idealista que parte desde Kant, pasando por Nietzsche y Heidegger, hasta llegar a los profetas de la posmodernidad. Es decir, venía de la línea de los que se apartan de la formación científica rigurosa y únicamente se basan en la especulación. En definitiva, su filosofía no es una filosofía que se acerque a la verdad, como la de los filósofos naturalistas de raíz grecolatina, que tenían por delante a Dios, por lo que la frase en cuestión sería muy reveladora, en este sentido. El objeto de estudio del posmoderno, en suma, es la especulación, la mentira, desde coordenadas muy sofisticadas. Cabría agregar que su negocio es el sofismo, no la búsqueda de la verdad trascendente; subentiende que todo es pura forma e inmanencia. De todas maneras, la frase de Derridá, por sí sola revela una verdad sobre la mentira y los mentirosos: que importa, ante todo, su fin, no su fondo. Para rematar, el amigo mencionaba que la frase debería figurar a la entrada de las aulas de los posmodernos, porque identifica su “filosinsofía”. Recalco la palabra inventada por él: filosinsofía. Sin duda es la palabra adecuada para referirse a ciertos personajes que pululan hoy y que hacen gala de su malabarismo teórico y su galopante militancia ideológica. ¿Cuántos filosinsofos allá afuera, haciendo de la verdad un anatema y de la mentira una profesión, y es más, cuántos profes de filosinsofía circulando impunes, con toda la prepotencia de sus ideas sin contrapeso?

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