miércoles, 22 de diciembre de 2021

Apuntes sobre el triunfo de Boric y la derrota de Kast

1.- Gran parte del fracaso de Kast en segunda vuelta puede deberse a dos factores: su inclinación hacia el “piñerismo”, lo que se considera como “voltereta” para la derecha más dura; o, por el contrario, su persistente pinochetismo, lo que podría considerarse pecado capital para la izquierda, la centro izquierda y hasta la centro derecha. Esto último le habría valido una imagen de “Jaime Guzmán 2.0” que ya no comulga con esta coyuntura de cambios radicalizados, un conservadurismo moral que nada tiene que ver con el auténtico liberalismo, y un capitalismo corporativo mal entendido como libre mercado, cuestión que, en estricto rigor, nunca ha sido realmente aplicable y siempre redunda en una plutocracia.

2.- En torno a Kast, pese a su moderación, existía gente extrema. Estamos hablando de pseudo patriotas que enarbolaban un verdadero “culto a la personalidad”, al punto de condenar a cualquier otro candidato opositor e incluso practicar cyber bullying contra todo aquel que se opusiera a su ídolo, con sumo desparpajo y falta de reflexión.

3.- Se instalaron dos campañas del terror, motivo por el cual mucha gente de lado y lado no votó precisamente por el candidato de su sector político, sino que en contra del otro. Así, Boric representaba el advenimiento del comunismo, y Kast, la resurrección del fascismo pinochetista. La sombra del 73 se dejaba respirar durante la segunda vuelta. Un Allende millenial enfrentado contra un Pinochet civil, en circunstancias de que la real disputa fue entre un continuismo de Lagos-Bachelet, con más progresismo, y un continuismo de Piñera, con mucho más conservadurismo.

4.- La campaña Chilezuela no podía volver a funcionar como sí lo hizo con Guillier, por la sencilla razón de que el gobierno de Piñera resultó ser uno de los más odiados de la última década. La campaña del Chile fascista, en cambio, pese a su falta de criterio, sí funcionó, y le pasó la cuenta al candidato Kast, producto de una fuerte oposición desde la izquierda radical, y también, producto de los errores de los propios adherentes, quienes no le hacían justicia a la imagen democrática y republicana que él buscaba imponer en el ojo público.

5.- La fachada socialdemócrata de Boric fue lo que lo terminó impulsando hacia su carrera como presidente. Firmó el Acuerdo por la Paz a riesgo de echarse encima al Partido Comunista y darle la espalda al “espíritu de revuelta”. Cocina o no, ese acto le valió la vía expedita hacia la institucionalidad tan cuestionada en un principio, pero luego tan validada por los propios militantes y beligerantes en las calles. No hay revolución que no haya pasado por el cedazo del poder. Boric no será la excepción.

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