lunes, 29 de octubre de 2018

Ganó "Brasilzuela". Así de simple. El corolario del miedo. La reacción frente a la corrupción generalizada, sometida a la división y al populismo galopante. No hace falta una mirada tan aguda para constatar que los gobiernos de derecha en Latinoamérica están ganando por paliza, en parte, como respuesta a una crisis institucional de la izquierda. Pero sería demasiado simplista ahondar en esa lógica tan binaria. Tal vez no sea suficiente con declarar que la corrupción le abrió las puertas a la ultra derecha. Lo que sí es un hecho es que el conservadurismo político de la mano del liberalismo económico se va abriendo camino a paso de máquina sobre el ethos del colectivo. Sería bueno, quizá, leer la autocrítica de la oposición, su parte de responsabilidad respecto del avance soterrado de la ultra derecha, a modo de ejercicio de transparencia. Cierto fascismo, según sostienen algunos, se habría impuesto de la noche a la mañana, casi como un poder oscuro, incomprensible, y no producto de un fenómeno que lleva tramando con una precisión de relojería su macabra ingeniería social.

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