martes, 3 de octubre de 2017

El siete es para Dios

"El siete es para Dios". De esa clásica frase antigua dicha por profesores levantados de raja, se pueden desprender conclusiones y disquisiciones todavía más absurdas:
-Que el alumno que se declarara ateo renunciaría, por definición, al siete.
-Que la máxima calificación sería solo una idea inalcanzable sin realidad empírica, y aquellos que pretendieran obtenerla solo pasarían por competidores exigentes y obsesivos, idealistas u optimistas ilusos. 
-Que el siete solo existiría, de ese modo, en una realidad metafísica, las notas inferiores representarían la realidad material y las notas rojas la representación simbólica del infierno (de ahí el color rojo y el carácter penitente de los que obtuvieran esa notas).
-Que el profesor que declarara aquella frase caería en el dilema de estar por debajo de Dios y no poder colocar el siete, o con el ego al mismo nivel de Dios y, en cambio, adjudicarse la nota a sí mismo, en una auto calificación sarcástica, saboteando su propio espíritu evaluativo.

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