martes, 15 de agosto de 2023

Con mi chica quedamos de hacer un juego. Ella lo propuso primero: dedicarnos poemas en clave íntima y luego revisarlos. Los poemas tienen que ser escritos a mano, al más puro estilo del romanticismo decimonónico. Le propuse que avanzáramos hacia una correspondencia erótica como la de Henry Miller y Anaís Nin. Ella quedó de leer a ambos para inspirarse. Así es cómo se le mete poesía al asunto para hacerlo más ardiente e intenso. De cabro recuerdo haber escrito un par de poemas adolescentes a alguna compañera que no me correspondía. Hoy me veo cumpliendo un anhelo, tal vez el mismo anhelo romántico del viejo género epistolar.

No hay comentarios.: