domingo, 12 de noviembre de 2023

Hace mucho tiempo que no leo poesía en público. Y no creo que vuelva a hacerlo. Al menos no en los espacios a los que estaba habituado. Desde antes de la pandemia e incluso desde antes del "estallido" que he desaparecido de esas lides y de esos lares. Entre medio ocurrió un paréntesis, un quiebre y luego un silencio, un silencio que se extendió cual plaga bajo un escenario distópico. Recordaba aquellas lecturas poéticas como quien cavila sobre los escombros de un tiempo trasnochado. Paseaba impune cerca de aquellos lugares, como quien rumia la desaparición. Por eso, volver a leer poesía, ahora en un espacio más privado e íntimo, suena a desquite anacrónico, a golpe sin puño. La palabra se siente más furtiva y secreta, a sus anchas, al abrigo de un nuevo amor y una nueva voz.

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