martes, 21 de noviembre de 2023

A veces me sorprendo a mí mismo de cuánta barbaridad que he tenido que bancarme, durante estos últimos años. Cuánto veneno. Cuánta chimuchina, cuánta voluntad de abismo. Pues para eso está la escritura: para bancarse las cosas, las más trágicas e infames cosas, de manera elegante y creativa. Para medir el abismo y que al menos el lector examine sus contornos y profundidades, los mismos oscuros contornos y profundidades del corazón humano.

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