jueves, 6 de julio de 2023

Recordé que a un poeta ex amigo le regalé un libro de Braulio Arenas, el clásico poeta chileno surrealista, fundador de la Mandrágora. Era uno de Ediciones Universitarias de Valparaíso. Se llamaba "Una mansión absolutamente espejo deambula insomne por una mansión absolutamente imagen". Al recibirlo, el compadre miró la portada y frunció el ceño: "Pero Braulio Arenas era pinochetista", me dijo, cortante. "Pero era buen poeta", le respondí, en un acto reflejo. De todas formas, se quedó con el libro y siguió vacilando el cumpleaños. ¿Lo leyó? Nunca lo supe. Hoy por hoy, ya no somos amigos. Chile se volvió surrealista, incluso a pesar de sus poetas. No hizo falta la poesía, porque la política hizo lo suyo.

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