sábado, 23 de abril de 2022

En La noche del oráculo de Paul Auster, se contaba la historia de un escritor enfermo e incapaz de escribir cuyo hijo es un drogadicto. Hace poco, se supo que la nieta del escritor, la pequeña Ruby, murió intoxicada por una sobredosis de fentanilo y heroína en su cuerpo. Daniel Auster, su padre, habría tratado de salvarla con Narcan, el tratamiento contra los efectos de los opioides, pero no hubo caso. Ahora, Daniel está acusado por los cargos de homicidio involuntario y homicidio por negligencia criminal en contra de su hija. Todo apunta a que Daniel nunca pudo escapar del infierno de las drogas ni tampoco de la fama de su padre. A veces, los libros intentan reconstruir la miseria de la vida bajo la fórmula literaria. Pero, en ese mismo proceso, pueden acabar conjurando la realidad misma, volviéndose un oráculo del desastre. Ese oráculo alcanzó a Paul Auster y, en cierta medida, a todos quienes perseveramos en este oficio tortuoso que intenta resignificar, una y otra vez, la brutalidad de la experiencia de la vida, como verdugo de nuestro universo interior, a punto de contraerse, hasta acabar desapareciendo.

No hay comentarios.: