domingo, 4 de julio de 2021

La carrera del poder por las vacunas en el mundo ha desatado una verdadera “Nueva Guerra Fría”. Cuba no quiso ser menos, y con la fama de su sistema de salud pública produjo dos vacunas propias: la Abdala y la Soberana. Estas fueron enviadas a su República hermana, Venezuela. “Una nueva esperanza para Latinoamérica” sostienen algunos medios, expectantes. “¿interferirán en la geopolítica?”, se preguntan otros tantos, más escépticos. Doctores como José Moya ya enarbolan una “bandera bolivariana sanitaria”, al afirmar que países con capacidad de producir vacunas como Brasil, Argentina, México y Cuba pueden “trabajar juntos, coordinar esfuerzos, hacer transferencia tecnológica, anteponiendo así la solidaridad del panamericanismo”. Ojo, vacunas imperialistas, les llegó competencia. Parece que ya no se puede ser lo suficientemente revolucionario si no se está inyectado con la vacuna comunista.

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