lunes, 13 de septiembre de 2021

“Has de comprender que nuestra civilización es tan vasta que no podemos permitir que nuestras minorías se alteren o exciten. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué queremos en esta nación, por encima de todo? La gente quiere ser feliz, ¿no es así? ¿No lo has estado oyendo toda tu vida? «Quiero ser feliz», dice la gente. Bueno, ¿no lo son? ¿No les mantenemos en acción, no les proporcionamos diversiones? Eso es para lo único que vivimos, ¿no? ¿Para el placer y las emociones? Y tendrás que admitir que nuestra civilización se lo facilita en abundancia. (…) A la gente de color no le gusta El pequeño Sambo. A quemarlo. La gente blanca se siente incómoda con La cabaña del tío Tom. A quemarlo. Escribe un libro sobre el tabaco y el cáncer de pulmón ¿Los fabricantes de cigarrillos se lamentan? A quemar el libro. Serenidad, Montag. Líbrate de tus tensiones internas. Mejor aún, lánzalas al incinerador, ¿Los funerales son tristes y paganos? Eliminémoslos también, Cinco minutos después de la muerte de una persona en camino hacia la Gran Chimenea, los incineradores son abastecidos por helicópteros en todo el país. Diez minutos después de la muerte, un hombre es una nube de polvo negro. No sutilicemos con recuerdos acerca de los individuos. Olvidémoslos. Quemémoslo todo, absolutamente todo. El fuego es brillante y limpio. (…)”. Fahrenheit 451. Y una vez que el bombero comprende toda esta piromanía digna de la inquisición, comienza a recapacitar y a darse cuenta de lo que significa quemar un libro. Hay un viejo en la novela que le explica lo siguiente: el que no construye, quema. Y eso es lo que estamos viendo hoy en día con la quema de más de cinco mil libros –entre ellos, de Tintin y Asterix y Obelix- en escuelas de Canadá. La única excusa es que ahora se hace con el fin de “purgar” el racismo histórico sobre los pueblos indígenas. El progresismo posmoderno ha demostrado que no viene a construir nada. Solo le interesa “deconstruir”, préstamo conceptual de Derridá, que no es otra cosa que un eufemismo para “destruir”. Decía Heinrich Heine: "Donde se queman libros, se terminan quemando personas". ¿Cuánto faltará para que estos progresistas canceladores ter minen quemando a quienes no piensan como ellos?

No hay comentarios.: