sábado, 2 de noviembre de 2019

Cuático comparar Valpo con Viña durante estas últimas semanas. Mientras que en Valpo persiste la toxicidad en las calles, los negocios a medio abrir, las tiendas de ropa saqueadas, algunos locales quemados, en Viña se puede hasta ir “de shopping” como cualquier otro día, con ciertos incidentes aislados. De hecho, una marcha que se reunió en plaza Viña parecía más la celebración de un triunfo futbolero que otra cosa más beligerante. Los pacos apenas se dejaban asomar rodeando un perímetro relativamente calculado. Se respiraba una tranqulidad sospechosa en el ambiente. Hay varias teorías sobre eso: un boicot subrepeticio a la alcaldía de Sharp; la choreza propia del porteño versus la conformidad aspiracional del viñamarino; una cuestión geopolítica al situarse el Congreso en el centro de valpo, etc. Sería bueno que porteños y viñamarinos presentes también arrojaran las suyas, con tal de esclarecer el panorama. ¿O será simplemente que el contexto agudiza contradicciones inherentes?

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