lunes, 17 de junio de 2019

El otro miércoles una alumna preguntó si Pedro Páramo era un papito corazón. Le respondí que era una analogía inaudita pero factible. Al cachar la asociación, la alumna hizo un gesto comparable al de una de las hermanitas que miran al rostro pálido y sin expresión de su viejo en el cuento El padre de Raymond Carver. Luego, siguió haciendo lo que estaba haciendo con ánimo desenfadado, hasta cierto punto, huérfano.

No hay comentarios.: