domingo, 21 de octubre de 2018

Pago la micro con quina. Cuando el chofer ve la moneda, dice que son quinientos veinte. Le digo qué caro, seguido de un largo y tendido chuta. El chofer se da vuelta, con el rostro de quien acepta la realidad, y afirma: "mientras siga subiendo el petróleo, seguirá subiendo el pasaje". Me entrega la boleta tranquilamente, luego de pasarle los veinte pesos restantes. Sigo mi camino hasta el fondo de la micro. El chofer continúa, imperturbable, el suyo.

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