domingo, 30 de julio de 2017

Un mendigo hoy a la altura del terminal de Valpo, por calle Rawson, luego de haber pedido a unas turistas francesas, (que seguramente no le entendían o iban en otra): "¡Por lo menos denme un no como respuesta!". Lo único que exigía nuestro mendigo del mundo, con un tono irónico, era una respuesta, aunque fuese un no. Aquel no hipotético, una moneda de consuelo simbólica. Casi toda la historia universal de la mendicidad podría resumirse en esa proclama.

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