lunes, 17 de abril de 2017

Quema del Judas

Quema del Judas en los años sesenta. Cerro Barón. Tengo la impresión de que antes la quema del Judas tenía otro motivo, un motivo si se quiere más apegado a la tradición. Un motivo ceremonial. Se recuerda con nostalgia aquel acto de la quema porque reunía a todo el barrio. El fuego tenía entonces un sentido de destrucción pero también de reunión. La calavera en el muñeco representaba a la muerte. Su quema era un nuevo comienzo. El rito de hoy en día, por su parte, se ha politizado. El muñeco ya no simplemente simboliza la muerte, sino que se identifica con los políticos. En el Cerro Castillo, por ejemplo, queman a Trump. En Venezuela hacen lo mismo con Maduro. Incluso en Valpo queman a Jorge Castro. Las monedas que se desprenden de los muñecos en llamas serían lo que la gente desearía tomar de vuelta. El valor de cambio de sus ilusiones. La politización del Judas, plenamente identificado con el "traidor al pueblo". Se perdió quizá el sentido original, religioso, pero el rito adquirió, en cambio, un significado político. La gente sublima, a través de ese acto simbólico de la quema, la indignación colectiva. No solo se venga de su opositor, sino que también procura incendiar su legado.


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