viernes, 30 de diciembre de 2016

Otro suicida en el Costanera Center. Los titulares son kafkianos. "El mall retoma sus funciones con total normalidad". La indignación de la gente no se hace esperar. La crítica sobre la frialdad de la operación, sobre la indiferencia del consumidor medio, sobre la falta de humanidad del personal. Por un sentido ético, de empatía, el Mall debería ser suspendido por motivo de duelo. Sin embargo, esto no ocurrirá. La maquinaria del mercado es demasiado grande. Devora hasta el más arraigado sentido común. Crea su propio sentido de acuerdo a la oferta y demanda. Un sentido eminentemente comercial. Más allá de la discusión moralista. Un suicida más, un suicida menos. Para los grandes interesados, solo un número, una cifra. Una cuestión cuantitativa. Jamás cualitativa. La palabra humano, bajo su ley, solo cuenta como recurso.

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