
Es posible que la silla haya sido alumbrada desde un lapso de tiempo relativamente corto. O está la posibilidad de que la lámpara haya sido prendida para la iluminación de alguien que olvidó apagarla y ya se vuelve el fantasma de una presencia que es el indicio de la luz misma. Puede que en este caso la sola ausencia sea la razón de ser de la luz, o la lámpara un observador ferviente del objeto de la ausencia: la silla o el fantasma. En todo caso, la luz permanece subyugada a su espasmo delator tendido entre observador (no usted) y objeto de ausencia. Ese es su fiel crimen y gracia.
2 comentarios:
igual tubvimos q haber temrinaod la lectura del otro día prendiendole fuego al local
igual, ¿sería un primate si escribo acá?
Tu me tienes que enseñar a escribir tambien ¿trato?
saludos
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