domingo, 29 de septiembre de 2024

El escritor húngaro László Krasznahorkai recibió un Premio Formentor de las Letras 2024 en Marrakech. Circuló una nota en donde confesaba: «Yo solo quería escribir un libro, no quería convertirme en escritor». Se ha vuelto típico entre los escritores el recurso de renegar serlo, sobre todo cuando son reconocidos como tales. Falsa modestia, impostura o metaliteratura.

viernes, 27 de septiembre de 2024

Javier Argüello, escritor argentino: “La realidad no es algo dado, objetivo e inmutable como solemos creer”

"Es algo que en la narrativa resulta innegable. Un relato no cobra sentido por su correlación con ninguna realidad exterior, sino a partir de la cohesión y la coherencia del punto de vista escogido para narrarlo. Lo interesante es que, al parecer, en la teoría cuántica, la realidad no termina de construirse, no termina de fijarse, hasta el momento en el que interviene la mirada del observador. Para la mecánica cuántica, eso que llamamos realidad no es más que un campo de probabilidades que sólo colapsa en una posibilidad concreta frente a la mirada concreta que un observador pone en juego.


Creo que cualquier aproximación a la realidad es una ficción, entendiendo por ficción el ordenamiento caprichoso que un determinado relato hace de una realidad a la que no nos es posible acceder de manera directa. En ese sentido el de la ciencia también es un relato. La diferencia es que la ficción científica se define como no ficticia, inaugurando así la noción de lo real. Y es justamente esa noción la que la teoría cuántica está poniendo en jaque hoy en día. Hace un tiempo atrás un físico muy reputado me decía que, a nivel subatómico, la idea de una realidad objetiva sencillamente no es defendible. Y en ese sentido creo que sí, que las miradas de la ciencia y de la literatura se complementan y se enriquecen de numerosas maneras. En última instancia, con diferentes metodologías y criterios de validación, ambas se proponen entender y explicar el mundo que nos rodea.


Me encantaría que pasaran las tres cosas. Me encantaría que, a través del disfrute de una buena historia, los lectores tengan la posibilidad de cuestionarse la naturaleza de la realidad para comprender que no es algo dado, objetivo e inmutable como solemos creer, sino que está en permanente construcción, y que en ese sentido todos tenemos una cuota de responsabilidad en el modo en que se manifiesta. A fin de cuentas, y como te decía, somos las historias que nos contamos."

Escrito hace once años:

En una revisita de las leyendas griegas uno no puede evitar sentirse inclinado a realizar lecturas tardías asociadas a cuestiones tan contemporáneas (y trasnochadas) como la de la soledad de quien ama, o el amor del solitario. Una metáfora, tan sincrónica como clásica a la vez, la del laberinto, resulta oportuna y, por lo demás, increíblemente contingente, a estas alturas temporales.

Desde Ovidio hasta Kafka, se puede deducir que el sentimiento amoroso sigue pareciendo tan dramático como burocrático. Por lo cual, a través del laberinto del amor, ya sea en el recorrido o a la deriva, solo caben únicamente dos caminos: el de Teseo, el héroe codiciado, siempre extranjero, que irrumpe como por asalto pero acaba enredado en el hilo pasional, y por eso mismo, acaba pasando a la historia, acaba venciendo; y el del minotauro, el monstruo indeseado, a quien todos evitan por su proximidad insolente, quien vigila y habita silenciosamente el laberinto, pero que acaba contemplando estoicamente y recordando cómo van cayendo uno a uno los héroes en la madeja de ese hilo, condenado a mirar pero no a tocar, regocijado en su cómoda distancia, celoso de tamaño espectáculo de paroxismo y de salvación, solo deseando la oscuridad de alguna Ariadna que retorne ya fatigada de hilo y de polvo o, en última instancia, la estocada mortal y redentora de algún conquistador extraviado que lo confunda con el villano capaz de robarse la fama ficcional de la mujer y de su laberinto.

Uno no puede evitar entonces, tarde o temprano, sentirse más Minotauro que Teseo, a pesar de que el galán del mito necesite del hilo y del laberinto para acometer su conquista, y que el guardián silencioso pueda hacer fácilmente que el héroe extravíe el camino de regreso, pero negándose por miedo a quedarse con la mujer y soportar servilmente la carga del mito por los siglos de los siglos

martes, 24 de septiembre de 2024

"En tiempos de socavamiento absoluto del concepto de verdad, en distintos sentidos, donde el relativismo se mueve a sus anchas y Goebbels, el nazi que convertía una mentira en verdad repitiéndola mil veces, es un siniestro protagonista, quizá sea un buen momento para aproximar el concepto que de la verdad tenían los filósofos más importantes o que más ha contribuido a formar el pensamiento occidental.

Una buena manera de recuperar el rumbo perdido por políticos oportunistas, ignorantes o sin escrúpulos. En torno a la verdad se sitúa la sociedad, y la verdad casi parece una masa de barro que da vueltas en su torno para que el hombre la moldee con sus manos y cree una figura: la posverdad de lo «woke» que es lo contrario al racionalismo. Todo el mundo quiere saber la verdad, cada uno por distintas razones y muchos de ellos para cambiarla u ocultarla si no es favorable a sus intereses."

sábado, 21 de septiembre de 2024

 Menos mal que nunca fui parte integrante de prácticamente ningún grupo ni círculo literario. Me cachan varios, yo diría que muchos más de lo que quisiera, pero nunca me sentí parte de ninguno. Menos de grupos políticos. Por eso, no tengo santos en la corte ni lobby alguno. En el momento en que te dicen cómo debes pensar, la cosa siempre anda mal, y yo no soy alguien que particularmente siga a nadie ni se sienta comprometido con nadie que no sea de mi círculo más íntimo. ¿A quién le gusta vivir "amarrado"? Será mi carácter quizá, pero con el tiempo he aprendido a valorar, sobre todo, mi tranquilidad y mi libertad de acción. 

El dibujante, pintor y cartelista porteño Camilo Mori, diseñó, durante los años cuarenta, una serie de afiches en contra del alcoholismo. Son bastante explícitos y llaman abiertamente a rechazar el consumo desmedido de alcohol y emplazar al borracho como sujeto digno de vergüenza y reproche moral. "El borracho es una vergüeza nacional ¡desprécielo!", reza uno de esos afiches. Otro, aún más audaz, reza: "el borracho es traidor a la patria, es una carga para el país". Así que ya saben, curagüillas apátridas. 

Lo más loco de todo es que el arte de Mori sería impensable, hoy por hoy, donde el alcohol y su cultura corre como el maná y como la sangre bendita del Señor a través de los cachos y los vasos. 

viernes, 20 de septiembre de 2024

Escrito hace once años, en la misma fecha:

Durante el hachazo, parece que cada pensamiento chupara la materia gris resultante de la viciosa jornada anterior, y adquiriera una cualidad trágica en la cepa: dolorosa y, por eso mismo, más verdadera. Cada idea te patea las sienes, y la formulación de un discurso coherente desarrolla réplicas tales en tu frente que te obliga a sufrir la migraña real de cada significación.

Ya tengo una idea: beber para ahogar el amor, entonces del dolor de cabeza resultante saldrán a flote los cadáveres de las posibles relaciones. Beber para ahogar el sentido, entonces, del olvido resultante, la cueva del corazón se desata, la lengua se vuelve filosa y alegre, la gloria festiva se vuelve categoría a priori. El apagón de tele mitificará cada locura en nombre del espíritu jovial. La resaca será premonición física de ese espíritu; y la memoria obligará a sentar cabeza para repetir estoicamente el proceso.

jueves, 19 de septiembre de 2024

Fui a las ramadas de la Alejo Barrios de Playa Ancha. No iba hace más de dos años. Creo que no alcancé a estar ni una hora. Terminé chato. Todo muy caro, ni por asomo a precio popular. Eso sí, había caleta de gente, demasiada diría yo.

No sé por qué ya no me atraen los eventos con multitudes. Será, como escribí en un estado similar hace siete años, no tanto por un exceso de espectáculo como por un ánimo misantrópico, que evita tener que codearme con tantas personas, yendo y viniendo, merced a un falso sentido colectivo, en el contexto de que se celebra algo, una fecha paradigmática, de la cual la mayoría no tiene idea.

Me comí apenas un anticucho (carísimo) y un vaso de bebida, y regresé en una micro que se demoró media hora en partir, de todos modos, satisfecho por mi salida a terreno, habiendo confirmado mi teoría de que no era buena idea ir solo y sin un propósito de disfrutar como lo suele hacer la gran masa de compatriotas agolpada allí por exceso de calorías, grados etílicos y un impulso gregario exacerbado por un conveniente relato histórico.

martes, 17 de septiembre de 2024

Me parece grandioso poder terminar los ciclos de manera armoniosa, como un buen poema con un remate de antología, o un buen relato con un final emocionante y redondo.

lunes, 16 de septiembre de 2024

"Empequeñecer la condición humana

De momento la rebeldía son cubos de aceite hirviendo sobre los asaltantes, con la ministra a la cabeza de estos, pero se aspira a salir de los muros y contraatacar para revertir una situación distópica en su planteamiento y en su efectiva y alucinante aplicación que finalmente se ha llevado a cabo. Una ministra del Reino Unido ha suprimido la protección legal sobre la libertad de expresión, que es como destruir uno de los pilares de la democracia. De ese modo se abre el camino a la censura ideológica, a la censura de parte que es la llamada cancelación, promovida por el sectarismo y no por el derecho.

Los profesores han manifestado que esta decisión inédita y de consecuencias terriblemente desconocidas, por ejemplo, «sofocará la libertad académica en áreas controvertidas como los derechos de las personas transgénero». El Nobel sir John Gurdon, creador de la oveja Dolly, es uno de los enemigos de esta opinión que magnifica los «géneros» y la política y empequeñece la condición humana. Tan política es la decisión que pasa por encima de una ley aprobada en el Parlamento, haciendo buena y homologable, por ejemplo, la tan traída idea de la desjudicialización."

Académicos y premios Nobel británicos se rebelan contra la cultura de la cancelación en las universidades.

sábado, 14 de septiembre de 2024

viernes, 13 de septiembre de 2024

El pasado 11 de septiembre, durante la tarde, un joven de 35 años se quemó a lo bonzo frente al Palacio de la Moneda. Algunas personas que andaban por ahí se quedaron a grabar; otras fueron en ayuda del inmolado, quien caminó en llamas durante un minuto, hasta desplomarse contra el suelo.
Al rato, llegaron Carabineros, personal de bomberos y del SAMU para poder intervenir. Tras algunas pericias, se logró determinar la identidad del joven. No tenía ninguna clase de pancarta. Algunos testigos informaron que, antes de prenderse fuego, gritó que lo hacía por "orden de un ser superior".
Por el momento, se mantiene vivo, en estado crítico. Todavía no se esclarecen las verdaderas motivaciones ni las circunstancias que rodearon lo acontecido. Aun así, no deja de ser significativo el hecho de que la inmolación haya ocurrido en esa fecha y frente al Palacio de Gobierno.
Lo más terrible de todo es que esta no es la primera vez. Ya han habido otros quemados a lo bonzo, en el mismo lugar, con sus propias razones. Hace un par de años, fue Mario Carrión, hermano de Pedro Carrión, un empresario que habría sido secuestrado y luego asesinado en Concón, a manos de unos presuntos sicarios por supuestos motivos económicos, en una suerte de represalia por parte de sus socios.
Aquel hombre, Mario, habría publicado algunos videos, horas antes de inmolarse, en donde dejaba entrever sus razones. “Voy a dar mi vida por mi arrepentimiento” dijo Mario en una parte, “por haber convencido a “más de dos mil personas” de votar por el presidente”.
Otro inmolado frente a la Moneda fue Eduardo Miño. En el año 2001, durante un acto de la Comisión Nacional del Sida, en el que participaba Michelle Bachelet, Miño se inflingió una herida para luego prenderse fuego, en protesta por los trabajadores de la industria Pizarreño que fueron víctimas de asbestosis. Cerraba su carta con una frase para la posteridad que sería su epitafio: "Mi alma que desborda humanidad ya no soporta tanta injusticia".
Los sacrificios de Carrión y Miño tienen un evidente sentido de protesta en contra de un orden injusto, tal como la inmolación de los monjes budistas durante los años sesenta en contra de la persecución del presidente Ngo Dihn Diem.
Sin embargo, la quema "a lo bonzo" de Nicolás Varela, el pasado 11 de septiembre, todavía se encuentra bajo investigación, y con los antecedentes que existen, no parece tener mucho sentido, más allá de la fecha histórica y del sitio paradigmático.
Ese "ser superior" al que aludió Varela antes de inmolarse, puede ser Dios, como puede ser perfectamente cualquier otro ser de orden metafísico. Puede ser un acto movido por la esquizofrenia o un acto nihilista. Aquí ya entramos en el terreno de la pura especulación.
Lo único concreto que nos deja es el fuego, el fuego simbólico y traumático en el ojo colectivo. Algo arde aún frente a la Moneda. Algo todavía se sigue quemando. Algunos todavía buscan en el fuego la redención, la purga o la liberación.
El nuestro es un país que se ha visto consumido por el fuego, por su acción destructora y también por su purificación. Mientras no se esclarezcan los hechos, dejemos que aquello aún ardiente revele su propia verdad chasmucada.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

jueves, 5 de septiembre de 2024

"Aún puedes abrir tu caja negra". El verdadero significado de "Final caja negra" de Soda Stereo.

A diez años de la partida de Gustavo Cerati

Era el año 1986. Soda Stereo estaba pasando por una etapa confusa. Debían tener las letras para su próximo disco en muy poco tiempo. Solo tenían En camino y Persiana Americana, pero no las había hecho Cerati, sino que gente externa a la banda. Cerati no encontraba la inspiración para ninguna de las canciones que estaban componiendo. Había roto con su novia Noelle Balfour y estaba sumido en una sequía creativa. Ciertamente, la situación vital de Cerati se sentía “oscura”, tal como la época en la que plasmó su genio.

“El mundo se había pintado de negro”, sostuvo, muchos años después, en una entrevista a RadioAktiva de 1995. La segunda mitad de los ochenta tenía esa “onda dark” en la música, inspirada en bandas como The Cure o Bauhaus, dotando a la escena rockera de un espíritu “gótico”, y lo gótico viene, a su vez, del romanticismo decimonónico, esa corriente profundamente arraigada en lo subjetivo y en lo emocional, plena de profundidad en la poesía y de simbolismo en las ideas.

Fue en este escenario que Soda Stereo lanzó el que quizá sea su mejor disco: Signos. El proceso creativo del disco fue apoteósico, y para Cerati, en lo particular, fue una auténtica procesión. Toda aquella “materia oscura” que había surgido en su interior, trascendió pronto en forma de composición lírica. Y de todo aquel excelente material, hay un tema muy enigmático: Final caja negra, la canción que cierra el álbum.

Tal vez no sea el tema más popular ni el más conocido, aunque su potencia y su contenido -reconocible para todo fan de Soda- encierra un significado más allá de la literalidad de las palabras. En una entrevista para Rock in cable de 1986, Cerati fue preguntado sobre el proceso del álbum, y se refirió específicamente a este tema: “Tomé esa idea de la caja negra de los aviones, que registran la última hora de vuelo. Y este longplay era eso, una caja negra y, a la vez, el intento de salir de ella, con todo lo que significa, las cosas de uno aprisionadas dentro de la caja”.

En efecto, era la primera vez que Soda se proponía hacer un álbum conceptual, y el primer concepto para el disco era precisamente el de la “caja negra”. Sin embargo, terminaron decantándose por el concepto de “Signos”. De todas formas, la “caja negra” continúa siendo una idea fuerza dentro del álbum y su alcance poético cierra el disco con broche “negro” de oro. El concepto de “caja negra” tomado de los aviones engloba muy bien el concepto de aquello que se registra, se guarda y se quiere descifrar. La segunda función del aparato era justamente la de una grabadora, a la cual se tiene acceso a los sonidos y a las conversaciones en la cabina de vuelo, tales como las comunicaciones de la tripulación y las pláticas entre pilotos.

Si bien Cerati fue bien explícito al referirse a este término, la “caja negra” trasciende el ámbito aeronáutico y está asociado también a disciplinas tan dispares como la informática y la psicología. En informática, se usa el concepto “caja negra” para un tipo de prueba de software directa, que analiza la compatibilidad entre los estímulos que recibe (entradas) y las respuestas (salidas) que produce, sin considerar la lógica interna del sistema.

En psicología, por su parte, la “caja negra” constituye todo un paradigma positivo. Positivo en su sentido científico. John Watson, en 1913, publicó el llamado Manifiesto conductista, en el que sentaba las bases del modelo conductista, basado, ante todo, en la observación de la conducta visible de los individuos, en términos de estímulo y respuesta, renunciando, con ello, al estudio de lo no observable, por ende, lo inabarcable, lo inexplorable: los afectos, los sentimientos, los pensamientos, los deseos, los sueños y las ideas que pertenecen al reino interno de la psiquis, todo comprendido bajo el epíteto de la “caja negra”, nombrada incluso con un tono algo despectivo, como aquello opaco, hermético y de difícil comprensión.

Los conductistas, en su pragmatismo, concebían en la mente humana una “caja negra” con mecanismos cuyos efectos son perfectamente visibles y, por lo tanto, perfectamente observables y susceptibles de estudio. Así, por ejemplo, para la memoria, fenómeno interno, postulaban ciertas estructuras que inciden en los recuerdos a corto y largo plazo, sin ahondar en la naturaleza de esos recuerdos ni en su resonancia simbólica. Dichos elementos pertenecerían a ese abismo al cual el psicólogo conductista le estaría vetado mirar, en virtud de sus principios. Cual Dios oscuro al cual se le reconoce su presencia, pero no se le rinde pleitesía, la mente humana permaneció, para el positivista, como una incógnita ante la cual solo queda guardar distancia.

Así mismo, la propia “psiquis”, o el alma del ser humano, se “cajanegrizó”, se volvió tan automática en la perfección de su funcionamiento que perdió, ante la vista de los escépticos positivos, todo su intrigante misterio, su sentido de consciencia, su tesoro oscuro, toda su fascinante y complejísima relojería. Es por eso que la poesía y la lírica cobran aquí la tarea de “exploración del abismo”. Hacer suya la metáfora de la “caja negra” para recobrar su dignidad y su propósito más allá de un determinado marco teórico o epistemológico.

Es preciso acercarse a la “caja negra” y representarla como una metáfora antropológica. Así como fue usada para registrar toda la información de los vuelos como respaldo para futuros eventos desastrosos, la caja aúna en sí misma una memoria encriptada, un testimonio oculto y concentrado sobre lo imprevisible del mundo. En todo lo que oculta está lo que se dijo y no pudo ser oído. En ese ocultamiento preserva la posibilidad de la comunicación y del significado.

En la lírica de “Final caja negra” queda patente, sin duda, aquella posibilidad. “Y sin embargo sabes/Me mantendrás distante/Y sin embargo/Aún puedes abrirla”. Confieso que, antes de conocer la letra de la canción, yo pensé que Cerati cantaba esas líneas, diciendo “no puedes abrirla”, asociando a la caja a su presunta cerrazón. Pero una lectura más atenta, me permitió reinterpretar esas líneas, aduciendo, en cambio, una lectura distinta, con la fórmula “aún”, es decir, aún cabe la posibilidad de abrirla, de abrir aquella caja, en donde permanecen, intactos, los pensamientos y los deseos más íntimos y propios, por ende, los más valiosos.

“Luces como preparado/Para una muerte elegante/Y sin embargo, lates/Aún puedes abrirla”. La alusión fúnebre en estos versos, permite suponer el proceso interno del creador, expresado por el hablante lírico, porque recordemos lo que significó para Cerati la procreación de esta obra: un auténtico sentimiento trágico, un memento mori, nuevamente, una procesión interior que solo comprenden aquellos artistas que están a punto de “destruir” una parte de ellos mismos para dar lugar a algo nuevo: muerte y vida, en un ciclo poiético. Porque todo arranque creativo no es un “juego de niños”, así como todo crecimiento espiritual. Es preciso “agotar lo imprevisible” con “blindados brazos”, estar dispuesto a enfrentar lo que venga, por caótico que parezca, con estoicismo, para entregarse de lleno a la obra, materia alquímica y abrirles la mente a sus espectadores.

Lo que se espera para el no iniciado, para aquel que se encuentra en su zona de confort y aún no ha experimentado lo suficiente la vida como para decir de ella algo grandioso, resulta ser siempre ese “laberinto sin sorpresas”, ese camino enrevesado, pero trazado, de antemano, por otros. “Final caja negra” te dice que salgas de ese laberinto y te atrevas a abrir lo que estaba oculto, con toda su carga de magia y de verdad. En esa codificación radica el arte: en la apertura radical de lo desconocido, en la intemperie del hombre ante lo que permanece cerrado y, a la vez, infinitamente abierto.

Es tan potente la metáfora de la caja negra que puede abarcar la maquinaria de proyección de cine, aquel mecanismo oculto al visionado, también la caja escénica vacía, aquel espacio tras bambalinas del teatro. En resumidas cuentas, la caja negra es aquella “nada que lo es todo”, aquella zona en que lo opaco envuelve el contenido de lo inesperado, rico en códigos, signos y toda clase de símbolos. Será tarea del artista hacer de lo opaco algo legible, digno de escritura y de ritmo. Si vamos más allá, la caja negra es la propia materia oscura que nos circunda, absoluta e impenetrable, pronta a ser enfrentada y descifrada, si es que no tememos caer aterrados por su secreto. Urna sin candidatos, compendio de cenizas, lugar de contrabando de la memoria, sino de la amnesia, cofre de huellas e interrogantes, la caja negra sobrevuela nuestra propia cabeza, nuestro propio corazón, nuestro propio misterio a ser abierto.

“Cuando la civilización colapse, habrá que abrir las cajas negras”.

Ese parece ser el mensaje cifrado, uno de los tantos, que nos dejó Cerati, antes de caer en coma y luego partir definitivamente de este mundo. Un testimonio post mortem o una profecía a destiempo. Abrió su caja interna, para nosotros, los melómanos, nos regaló sus más poéticos secretos, y luego volvió a cerrar su caja, esperando que sepamos releer el mensaje. Habrá que aguardar el final, antes de abrir lo que parecía destinado a permanecer cerrado.

lunes, 2 de septiembre de 2024

"Lucha por el imaginario: se trata de algo mucho más profundo que la tan manida “batalla cultural”. Es un enfrentamiento por el poder de las imágenes, por el relato. Por eso a mí me interesa mucho más estudiar la utilización de las representaciones imaginarias que las consabidas luchas dialécticas en las que habitualmente se entretienen los “opinadores” profesionales de la prensa". Guillermo Mas Arellano. Dicha lucha por el imaginario hay que librarla también en la literatura, reino de la connotación.

domingo, 1 de septiembre de 2024

"Las piedras, las plantas, los animales y los humanos comparten un mismo instinto poderosísimo: el de ser mirado, el de teatro. Teatro significa lugar para mirar 

Nosotros no pensamos. El pensamiento es algo que no ocurre en nuestra mente. Nuestra mente es un teatro, un lugar para ser mirado. Allí sólo dramatizamos, esbozamos simulacros del pensamiento que son diálogos, monólogos, exposiciones ante un público, interlocutores humanos, angélicos o divinos. 

Durante la llamada vigilia, como decía Schopenahuer, eso se da con cierto orden y durante el llamado sueño muy desordenadamente u ordenado de modos intermediales o imaginales." Mario César Ingénito. 

Yo agrego a sus palabras que la vida es drama y nosotros sus actores en un papel que nos fue asignado y no admite apelaciones. Hay que interpretar lo mejor posible porque, como rezaba Rimbaud: "la vida es la farsa que todos debemos representar" 

Paralelismos entre El cuervo y El Guasón de El caballero de la noche

1.- Tanto el intérprete de Eric Draven, el actor Brandon lee, como el actor del Guasón, Heath Ledger, murieron de manera trágica antes de estrenarse sus respectivas películas. Brandon Lee murió de un disparo durante la grabación de una escena. La pistola debía estar cargada con balas de fogueo, pero por error había una bala real que impactó directamente en Brandon, matándolo en el acto. Se plantearon teorías conspirativas que apuntaban a un supuesto complot contra el actor, considerando la confusa muerte de su padre, el legendario Bruce Lee, quien, según la versión oficial, murió de un edema cerebral fulminante.

Heath Ledger, por su parte, fue encontrado muerto en un apartamento en Manhattan, producto de una combinación letal de oxicodona y hidrocodona. Se abrió una investigación federal para determinar cargos y posibles responsabilidades de terceros, pero finalmente la causa se cerró sin nada concluyente. Las circunstancias de su muerte siguen siendo materia de especulación.

Ambos actores murieron a los veintiocho años, en pleno auge de su carrera, y dotando a su protagonismo un carácter de culto.

2.- Hay escenas que remiten claramente a una intertextualidad con El Cuervo en la película de Nolan. Se puede ver a Eric Draven entrar, temerario y desafiante, a una habitación llena de mafiosos. Una secuencia muy similar se puede apreciar en El caballero de la noche. El Guasón apunta a los maleantes, intentando negociar con ellos, aunque sus intenciones, en el fondo, son más perversas.

3.- El propio creador del comic de El cuervo, James O Barr, afirmó que Ledger «era un gran admirador de El Cuervo». Por ende, un admirador del personaje recreado por Brandon Lee. «Creo que todo el que ve al Joker de Heath Ledger sabe de dónde viene su inspiración», concluyó O Barr, orgulloso de la posibilidad de ese homenaje post mortem.

4.- El contexto que envuelve a los personajes de Eric Draven y el Guasón es gótico en su expresión más oscura, repleta de un ambiente de sombras, fiel reflejo del alma y el espíritu de sus figuras. Sin embargo, la oscuridad de ambos se encausa de maneras distintas: Eric Draven revive para desplegar su venganza sobrenatural contra aquellos criminales que liquidaron a su esposa; en cambio, el Guasón no tiene otra razón de ser que desatar el caos y el nihilismo en Ciudad Gótica, teniendo por contraparte a su némesis, Batman, el hombre murciélago, el millonario huérfano movido por un profundo deseo de justicia que se confunde con uno de revancha. 

En ese sentido, Eric Draven se parece, en sus móviles, mucho más a Batman, aunque su aspecto, su carácter, su violencia y su personalidad recuerdan poderosamente al Guasón. Eric Draven es un anti héroe renacido desde las tinieblas; el Guasón es, bajo toda regla, un villano anárquico.