lunes, 22 de enero de 2024

Comparto con ustedes un fragmento narrativo de otra posible novela, una reimaginación de mi proyecto de novela romántica existencial. Quizá se trate de uno de los proyectos más arriesgados. Lea con confianza.


DE LA VIDA TE VAS


22/10/23
El tintineo de las teclas resonaba en la pequeña habitación donde Ángel se sumergía en el misterio de su nueva novela. Sin embargo, aquella noche, las sombras del pasado arrojaron un oscuro velo sobre él.
Mientras Ángel escribía, una llamada lo interrumpió. La voz al otro lado del teléfono, áspera y urgente, era la del inspector Galindo, un viejo conocido de los días en que Ángel aún se sumergía en el periodismo de investigación.
—Ángel, necesito que vengas a la comisaría. Hay algo que necesitas ver —dijo el inspector, con tono grave.
Intrigado, Ángel se apresuró a vestirse y salió al centro. Al llegar a la comisaría, el inspector lo condujo a una sala donde un tablero repleto de fotografías y documentos descansaba bajo la luz tenue. Entre las imágenes, Ángel reconoció a una mujer que lo dejó sin aliento: Judith
—¿Qué está pasando, Inspector? ¿Por qué tiene fotos de Judith aquí? —preguntó Ángel, su voz apenas un susurro.
El inspector le explicó que Judith había sido encontrada muerta en circunstancias misteriosas. Las sombras de la tragedia se cernían sobre la ciudad y Ángel se encontró atrapado en una red de intrigas que amenazaban con desentrañar su propio mundo.
Decidido a descubrir la verdad detrás de la muerte de Judith, Ángel se sumergió en la investigación, desentrañando los hilos de un oscuro pasado que ella había guardado celosamente. Cada rincón se convirtió en una pista, y cada rostro conocido se volvía sospechoso.
Entre calles adoquinadas y callejones sombríos, descubrió conexiones entre la vida de Judith y oscuros secretos que se remontaban al período previo al 18 de octubre de 2019.
El misterio de la muerte de Judith se entrelazaba con la trama de su propia novela, y mientras las sombras del pasado se disipaban lentamente, Ángel comprendió que la verdad podía ser más oscura y retorcida de lo que jamás hubiera imaginado.


Cinco años atrás.
22/10/19


La noche caía, pero no traía consigo la calma. En el rincón oscuro de un café, Ángel y Judith se encontraron, pero no como los amantes que danzaban entre las sombras, sino como dos adversarios enemistados a muerte.
—No puedes seguir evitando la verdad, Ángel. Di la verdad. —dijo Judith, con mucha frustración.
Ángel frunció el ceño. La atmósfera vibraba con la electricidad de la discusión, como si las sombras que los rodeaban hubieran cobrado vida.
—¿De qué verdad me estás hablando?-
Judith soltó un suspiro.
—Esta farsa, Ángel. No se puede continuar así. No es vida. Tenemos que enfrentar la verdad-.
Ángel se levantó de su silla con un gesto brusco. Su expresión de frustración reflejaba la tormenta interna que lo consumía.
—¿Y qué esperas que haga, Judith? ¿Que lo revele todo? Estás loca.
La poeta levantó la mirada. Sus ojos chispearon con una mezcla de dolor y desafío.
—No te estoy pidiendo que confieses todo, pero esta fachada nos está destruyendo. Mi vida se está yendo a la mierda, entiende. Y tú no puedes seguir haciendo como si nada, hueón.
Las palabras resonaron en el café como un eco discordante. Los clientes cercanos se sumergieron en sus propios murmullos, inconscientes de la tormenta que se libraba.
—Esto es lo que soy, Judith. No puedes pedirme que renuncie a lo que soy —replicó Ángel, obstinado.
Judith se puso de pie. Su figura tembló bajo la presión.
—No te estoy pidiendo que renuncies, Ángel. Te estoy pidiendo que enfrentemos la verdad juntos, incluso si eso significa perderlo todo.-
La discusión continuó, sin aparente fin. En aquel rincón, entre sombras y gritos, Ángel y Judith se enfrentaron a la encrucijada de sus emociones. El café, testigo mudo de su conflicto, envolvió las palabras no dichas, las lágrimas no vertidas y los demonios que, por un momento, parecían querer liberarse.
...
Mientras seguía el conflicto, un crimen se gestaba en las inmediaciones del Almendral.
Esa misma noche, en una calle lateral cerca del café, el inspector Galindo, tras seguir una pista relacionada con el pasado de Judith, descubrió el cuerpo de un hombre desconocido. El rostro estaba machacado, y un papel arrugado con un mensaje críptico yacía cerca de la escena del crimen.
El mensaje decía: "Veritas Omnia Vincit".
Ángel y Judith, ajenos al descubrimiento del inspector, continuaron su búsqueda personal.
Días después, mientras Ángel seguía explorando pistas entre versos y anotaciones de sus libros, el inspector Galindo llamó a su puerta. La expresión seria del inspector y su tono grave indicaban que la verdad que ambos amantes temían enfrentar había llegado.
—Ángel, necesito que vengas a la comisaría. Hay algo que debemos discutir —dijo el inspector, consternado.
En la comisaría, rodeados de fotografías y documentos, Ángel y el inspector se enfrentaron a una revelación impactante: el hombre asesinado era un antiguo editor de Judith
...
Judith soltó una risa amarga, como si la ironía de la situación se desplegara ante sus ojos.
—Ángel, siempre fuiste un espectador, un observador inocente que creía en la magia de las palabras. Pero Valparaíso no es lo que crees-.
El detective intervino, tratando de desentrañar la verdad ante la acusación.
—Judith ¿estás sugiriendo que Ángel ha sido arrastrado por circunstancias fuera de su control?
Ella se levantó. La expresión en su rostro revelaba una mezcla de dolor y determinación.
—Ángel ha sido testigo de lo que Valparaíso quería que viera. Pero, al igual que yo, ha sido manipulado por fuerzas que se ocultan detrás de una fachada literaria.-
Ángel, confundido y herido, buscó respuestas en los ojos de Judith, pero encontró solo un abismo lleno de desconfianza.
—Si hay algo que debas decirme, hazlo ahora. No podemos vivir en las sombras para siempre —exigió Ángel, agitado.
Judith se volvió hacia la ventana y miró por un momento al exterior, bajo un atardecer implacable
—Ángel, hay verdades que nunca podremos entender. Valparaíso nos ha marcado desde siempre. Quedamos a la sombra, quiltros, sin metafísica. Lo que queda de nosotros es solo la intuición de un oscuro desenlace.
—¿Pero cómo pudiste formar parte de esta mierda? ¿Que sacabas con ser parte de la conspiración? — se cuestionó Ángel.
Judith, seria, dio vuelta la mirada, otra vez.
—¿Y acaso tú no eres parte de la conspiración acaso? No tienes idea, Ángel. La literatura no es un juego, es un campo de batalla.-, le dijo a Ángel.
Ángel la miraba extenuado.
-A veces, para ganar la partida hay que sacrificar algunas piezas en el tablero. Con nuestro sacrificio ganaba todo Valparaíso-.
—¿A qué te refieres, Judith, con que todo Valpo ganaba? Los únicos que ganaron fueron nuestros verdugos en las sombras-.
Judith le observó con una mirada repleta de incertidumbre.
—Valparaíso es un poema inacabado, Ángel. Nuestras vidas fueron la materia prima . Pero ten cuidado, porque la verdad que ansías te puede dejar sin palabras-.
El sueño se desvaneció lentamente. La plaza, que había sido testigo de muchos dramas, ahora se sumía en el silencio nocturno.
Judith, con la mirada fija en Ángel, se le acercó.
—Ángel, tus palabras pueden ser convincentes, pero las sombras que te rodean no son simplemente material para tus textos. Hay verdades que no puedes eludir —replicó Judith, sosteniendo un ejemplar de su primer libro en la mano.
-Léelo de nuevo y date por enterado-, repitió ella. Le entregó el libro, aquel viejo libro a Ángel, una vez más. Al hojearlo, le indicó una página específica. Había unos versos ilegibles. Decían: "De la vida te vas, y de la muerte no vuelves".

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