jueves, 30 de marzo de 2017

No he deseado (ni he querido) hijos en parte por una razón similar a por qué no he deseado ni querido mascotas. Prefiero que no dependan de mí y que no me pertenezcan. Eso no quiere decir que los deteste, muy por el contrario. Digamos que si encuentro a un perro en la calle jugaré con él si se muestra amistoso. Incluso demostrará cariño, pero tarde o temprano, tomará otro rumbo. Lo mismo con los niños. Confío más bien en otro tipo de lazo, uno más circunstancial, no en uno de posesión ni de dependencia. Uno más libre, pero también, a su vez, si se quiere, más solitario.

No hay comentarios.: