lunes, 31 de mayo de 2021
Antídoto kafkiano contra el populismo y la demagogia
domingo, 30 de mayo de 2021
No hay un retorno a la era
precovid. Eso es lo único seguro.
sábado, 29 de mayo de 2021
viernes, 28 de mayo de 2021
jueves, 27 de mayo de 2021
“Eumeswill”, o el sueño del anarca


miércoles, 26 de mayo de 2021
Año Tres Mil (Introducción)
martes, 25 de mayo de 2021
"Qué aprovechará el hombre. La vida sin principios", Henry D. Thoreau (fragmento)
lunes, 24 de mayo de 2021
domingo, 23 de mayo de 2021
No virus
Que la normalidad pretendida
era igual de mórbida, solo que deambulábamos en ella,
anestesiados, plagados de ilusiones e hipocresías?
La división creada por el patógeno no es tal,
Siempre estuvo ahí, injerta en la mirada del extravío
estirando el elástico de nuestro maniqueísmo.
sábado, 22 de mayo de 2021
NO A LA DICTADURA SANITARIA 1984
Covid 19 y Wetiko
viernes, 21 de mayo de 2021
jueves, 20 de mayo de 2021
Proyecto Marte
miércoles, 19 de mayo de 2021
Elecciones constituyentes: el fracaso de la democracia y la sociedad de los "idiotas"
martes, 18 de mayo de 2021
domingo, 16 de mayo de 2021
jueves, 13 de mayo de 2021
Manifiesto. Peligros y oportunidades de la megacrisis. Gastón Soublette (extracto)
miércoles, 12 de mayo de 2021
martes, 11 de mayo de 2021
Revolución molecular
El concepto de la Revolución
molecular ha salido a la palestra luego de que Álvaro Uribe lo mencionara para
describir el “estallido social” ocurrido en Colombia. Inmediatamente, gracias a
la prensa y las redes, aquel concepto fue asociado al espectro de la ultra
derecha, ya que Uribe lo tomó prestado de Alexis López Tapia, un intelectual
chileno considerado “neonazi”.
Lo que no se advirtió, en primer
término, fue que lo de la Revolución molecular tiene su verdadero origen en los
planteamientos teóricos de Felix Guattari, quien, de hecho, tenía un libro con ese mismo
nombre. En este libro, Guattari explicaba específicamente que “los cambios
sociales en el futuro serán absolutamente inseparables de una multitud de
revoluciones moleculares”.
En definitiva, estaba previendo
que la forma de la lucha política ya no iba a ser “molar”, a la manera de la
revolución comunista clásica, con una masa unificada y un proyecto centralizado
a gran escala, sino que iba a ser “molecular”, es decir, con una gama de
distintas causas accionando desde diversos frentes, sin un aparente orden y
relación, pero que acaban articulándose en medio del caos, para constituirse en
un cúmulo de fuerzas revolucionarias ("No hay tiempo para la espera o para
el temor, hay que buscar nuevas armas"). Si hubiese que establecer un
parangón, la Revolución molar sería algo así como la llamarada de una hoguera,
con una dirección ascendente, y la molecular, un cortocircuito con múltiples
chispas que no paran de estallar hacia todas partes.
Como queda en evidencia, lo que Guattari describió en su libro fue usado sagazmente por el oficialismo colombiano, para poder comprender y digerir el fenómeno de los “estallidos” ocurridos en diferentes latitudes. Así, por ejemplo, se equipara lo de Colombia con la rebelión de Ecuador, con el movimiento Black Lives Matter en USA y, sin ir más lejos, con el 18/10 chileno. Todas estas luchas progresistas formarían parte de una Revolución molecular surgida de manera programática, para “desestabilizar las instituciones y tomar el poder, con la excusa de un nuevo orden de cosas”, a decir del propio Uribe, interpretación que, en todo caso, contradice los propios términos de Guattari, al dotar de un propósito unitario a algo que parece no tenerlo y cuya espontaneidad conformaría su carácter. Sin duda, podemos decir que Guattari fue realmente profético en su visión sobre las luchas del presente, a tal punto que hasta la propia derecha tuvo que hurgar en su marco teórico para no sentirse sobrepasada, totalmente inerme, en el marco de la batalla cultural.