En homenaje a Peter Sinfield
(1943-2024)
Siempre supe que había algo de ocultismo detrás del nombre de King Crimson. Luego de la partida de Peter Sinfield, quien le sugirió el nombre a Robert Fripp por intermedio de Ian McDonald, investigué sobre el real significado del Rey Carmesí, su misterio oscuro. Hay un documental japonés del 2011 llamado “Song to Soul: Interview on Early King Crimson with Peter Sinfield and Ian McDonald” en donde el propio Sinfield explicó cómo fue que se le ocurrió el nombre de la banda:
“Necesitábamos un nombre. Nadie se inventaba uno, y necesitábamos uno muy rápido, porque teníamos un concierto, nuestro primer concierto, y queríamos que nos llamaran como quisiéramos. Y yo, pensando que se suponía que era bueno en esto, pensando en nombres e ideas con palabras, estaba mirando cosas como 'Led Zeppelin', 'The Who'. Tenía que ser algo poderoso. Y pensé: 'De hecho, si tomamos eso de la canción ['In the Court of the Crimson King'] y simplemente lo llamamos 'King Crimson', eso suena bastante poderoso'.
Sinfield fue el creador del concepto de King Crimson, digamos, su concepto original. Tenía que haber una idea más potente que “Giles, Giles and Fripp” y eligió el ya legendario nombre. Algo que aún no está del todo definido es si King Crimson, Rey Carmesí, alude o no a Belcebú, el príncipe de los demonios. Señalaba Sinfield en la propia entrevista del 2011 que el nombre no alude ni al diablo ni a Belcebú, como algunos sugerían, pero suena a algo “arrogante” y da esa “sensación de algo oscuro y gótico".
Esos fueron los dichos de Sinfield. Sin embargo, por sí solo, el Rey Carmesí evoca algo portentoso a la vez que siniestro. Belcebú, según Robert Fripp, viene de la fórmula árabe B'il Sabab, que significaría "hombre que ambiciona” u “hombre con una causa”. Por supuesto que esa interpretación no es fidedigna y dice mucho sobre la manera de pensar del viejo Robert y su idea sobre King Crimson: un universo musical en sí mismo, una representación de su manera de entender la música.
Si somos más rigurosos en la etimología, podríamos remitirnos al término Baal-Zebub, pronunciado en hebreo como Baal Zevuv, que significaría literalmente “Señor de las Moscas”. En efecto, Belcebú fue un dios oscuro, adorado primero por los filisteos y luego por los cananeos, asociándolo al dios Baal. Mucho tiempo después, para la tradición judeocristiana, Belcebú era equivalente a Satanás, “el adversario”, y era considerado, según algunos textos de demonología, como uno de los siete príncipes del infierno.
Se dice también que Belcebú era considerado el “consorte político de Satán” en el poema Paraíso Perdido del poeta inglés John Miltón. Sus apariciones en el Nuevo Testamento son además recurrentes, pasando a formar parte del reino del Inframundo.
Cualquiera que no conozca a la banda podría pensar que todas estas evocaciones satánicas y demoniacas nos remiten a una agrupación tipo death metal o black metal. Pero no. El imaginario de los pioneros del rock progresivo va por otro lado. Su oscuridad es de otro orden, si se quiere, más sutil, aunque no por ello menos potente.
De partida, el término “carmesí” es el rojo, y el rojo representa la sangre, la violencia y la pasión; y el término “rey” implica, por supuesto, poder y dominio. Ambos conceptos unidos implican una sinergia, si se quiere, una alquimia entre las fuerzas más oscuras de la naturaleza y los aspectos más caóticos de la existencia. King Crimson, de esa manera, podría significar “el que reina sobre el caos o sobre las sombras”.
Y dije “el que reina” porque para el mismísimo Fripp, amo y señor de la banda, esta tiene vida propia, y actúa, en su conjunto, tanto como un agente que acciona, que toca música, como una sublimación, un personaje, una representación. "King Crimson es, como siempre ha sido, una forma de hacer las cosas. Cuando no hay nada que hacer, nada se hace: Crimson desaparece. Cuando hay música para ser ejecutada, Crimson reaparece".
La voluntad de la música es como la voluntad de la magia: hace falta un método y un propósito. Si la magia, si la música se hace, King Crimson es invocado. Una perfecta analogía de la creación: hacer aparecer algo a partir de la nada. La gran obra. La gran arquitectura, la arquitectura del silencio. Como dijo el propio Fripp, alguna vez: “La música es el vino que llena la copa del silencio”.