miércoles, 10 de enero de 2018

Ya se ha hecho costumbre ir a puro vitrinear a la feria del libro y no derechamente a comprar. Es la tónica del lector marketing. Va y pasea por los puestos como quien va y cotiza el último artículo de moda, o como a quien le basta con hojear y admirar la portada del ejemplar en mano. Es la libertad del consumidor, del "business reader", o debería decirse, lector. Uno mismo no se ve ajeno a esa dinámica un tanto incómoda para los libreros, que miran de reojo ese actuar agazapado de indecisión o simplemente de tacañería. Hubo hoy, sin embargo, una excepción honrosa. En una novela de un puesto de narrativa local, se dejó leer un epígrafe al voleo: "Aunque suene cruel, debo decirlo: tampoco eres lo que lees". El epígrafe pertenecía al libro "La sombra del rizoma" de Luis Allende. Compra inmediata, con la venia del propio escritor en el stand. La lectura al paso tiene también sus momentos, sus coincidencias oportunas.

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