lunes, 12 de julio de 2021

Las nuevas disposiciones del Plan Paso a Paso rondan lo surrealista. Por ejemplo, estipulan que en determinados lugares solo podrá haber un aforo máximo de una persona por diez metros cuadrados. Ahora, eso es un poco más de tres metros por lado. La pregunta es ¿quién irá a medir eso? ¿Cómo? ¿Bajo qué circunstancias? Por lo que hemos visto, en los eventos políticos, la gente se apelotona igual. Sin contar los centros comerciales y las plazas públicas. En otro punto, plantean que determinada cantidad de vacunados y no vacunados podrá coexistir en el mismo sitio, guardando distancias precisas. ¿Quién medirá eso? ¿Y el que mida eso, no estará sujeto también a esas mismas reglas establecidas a priori? ¿No se cae acaso, de sopetón, bajo el principio de incertidumbre? Es francamente ridículo. Seguramente, en algunos lugares, van a llegar funcionarios con una huincha métrica, supongo. Y por cada habitante habrá uno para medir su distancia con respecto a los otros. Se vuelve una tarea titánica imaginar tal nivel de precisión matemática y a un nivel tan masivo. No tiene ningún sentido. Ninguno. Esto recuerda a aquel cuento de Borges sobre los que fabricaban mapas, y los mapas se querían hacer cada vez más exactos. Entonces, llegó un momento en que el mapa de un país coincidía perfectamente con su territorio. Absolutamente preciso pero, al mismo tiempo, absolutamente inútil.

No hay comentarios.: