martes, 24 de octubre de 2017

Motel Noche Azul

Después de acabar te quedaste viendo La habitación del pánico de David Fincher. Quedaba todavía una hora para virar de ahí. No dijiste nada más, exhausta, algo chata, tumbada mientras veías cómo Jodie Foster arrancaba de los malos. Al rato te fuiste a bañar mientras tocaban el citófono avisando que se había acabado el tiempo. Chucha, pensé que era demasiado pronto, pero se había acabado la plata, y al parecer a ti se te habían acabado las ganas. Te tomaste el último concho de la copa sobre el velador, y pediste que te fuera a dejar al uber. Te vestiste a la rápida, con ese conjunto de ropa interior negra y esa chaqueta ajustada, para luego seguirte como a una sombra hacia la salida. La viejuja de la recepción apenas se despedía, parca, mientras entraba a la pieza a ordenar la cagá. Tu rostro al salir se confundía con la noche. Un beso seco en la mejilla cerraba el trato. No querías que el aroma a encierro se te impregnara demasiado. Y yo no quería que el frío cortara la inspiración. Ya en la esquina para volver no dijiste nada más. Al parecer eso había sido todo.

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