"Que en paz descanse el padre del metal", me dijo por whatsapp una amiga, la "señorita plandemia". "Ayer quedé pa la caga cuando supe... tenemos que sacarnos un vacile en honor a él", agregó, lo que me dejó entusiasmado. "Totalmente querida. Te invitaré a un lugar nuevo", le respondí. Ella dijo: "esoooo". Pensé de inmediato en el nuevo bar Poseidón de Aníbal Pinto, que ya va a cumplir un año y que se ha ido consolidando como un local estiloso que acoge a todos los rockeros y metaleros del puerto, con sed de alguna birra artesanal, sonido estridente y camaradería. Había pensado, en un principio, en otros tres locales: el Baranda Bar, ex Keops, el Cureptano y el Roma, pero al primero voy siempre porque es más barato, al segundo ya lo encuentro muy rancio y al tercero ya fuimos caleta de veces, así que amerita, con motivo del reencuentro y la despedida del querido Ozzy, un bar como el Poseidón, que ha demostrado un compromiso férreo con la comunidad banger de la ciudad, sobre todo, en un contexto tan adverso. Salud mierda! Y larga vida a la música pesada.