martes, 15 de julio de 2025

Se cuenta sobre la novela "Nocturno de Chile" de Roberto Bolaño, que su título anterior era "Tormenta de mierda" y que fue cambiado a petición de Jorge Herralde, fundador de Anagrama, y Juan Villoro, escritor mexicano, por razones editoriales. A decir verdad, Nocturno de Chile suena más a una imagen lírica que evoca la atmósfera oscura de lo allí narrado. En cambio, Tormenta de mierda tenía una fuerza cruda, visceral y escatológica, menos digerible, más contundente. A veces, los editores, por un afán comercial y acomodaticio, castran el potencial transgresor de una obra. De todas maneras, el propio autor la consideró incluso "mejor que Los detectives salvajes", por el solo hecho de ser la novela "el arte literario más imperfecto". Decía Bolaño, en una entrevista con Melanie Jösch, que la tormenta de mierda: "es una metáfora a aquello que decía un poeta, "toda una vida perdida", a la constatación de que se ha perdido toda una vida. Cuando eso ocurre y se sigue viviendo, lo que viene a continuación es la tormenta de mierda, el apocalipsis individual". ¿Será acaso el Chile póstumo el que, verdaderamente, merezca dicha apelación metafórica, sin restricciones, con todas sus consecuencias?